Rezar con confianza

Orad frecuentemente, uníos íntimamente a Dios que está en vosotros.
Pedidle que os revista de su dulzura, que os dé un corazón nuevo y humilde, y un espíritu renovado.
Pedid y recibiréis. Realizad el ofertorio, la consagración y la comunión en medio de los acontecimientos y de las experiencias de cada día, en las circunstancias y acciones de la vida concreta, aquí y ahora.
»La oración
es el aliento vital del alma:
le otorga el suave ritmo
de la ternura del amor de Dios
y del prójimo.
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