¡Que Dios te bendiga!

¿Le gustaría recibir cada día, antes de acostarse, la bendición de muchos sacerdotes y obispos? Eso es precisamente lo que ocurre con la «bendición vespertina» de la Familia espiritual La Obra:

La Madre Julia Verhaeghe (1910-1998), fundadora de nuestra Familia espiritual, tenía un gran aprecio por la bendición sacerdotal. A menudo se la pedía a su director espiritual, el sacerdote Arthur Hillewaere (1888-1972).

Aunque Arthur Hillewaere no estuviese presente, impartía diariamente su bendición a la entonces joven comunidad. Lo hacía cada noche a una hora determinada, y así surgió la expresión «bendición vespertina». 

Con el paso de los años, se sumaron otros sacerdotes y, más tarde, también obispos que estaban dispuestos a participar en este servicio de bendición. Por otro lado, se formó un grupo de fieles, personas solteras, familias y comunidades espirituales que deseaban recibir la bendición sacerdotal. Así surgió el círculo de la bendición vespertina.

La bendición vespertina en la práctica

Los asociados al círculo de bendición vespertina rezan una oración por la tarde o antes de acostarse. Al final de la oración, reciben - de manera espiritual - la bendición de las manos de muchos sacerdotes y obispos. La recepción de la bendición debe sustentarse por una fe firme en el poder de la bendición. Es un don invisible de Dios, pero muy poderoso. Quien reciba la bendición con gran confianza, experimentará sus efectos.

A la recepción de la bendición vespertina está, además, asociada a una indulgencia parcial.

Un vínculo espiritual

La pertenencia al círculo de bendición vespertina no implica ser miembro de la Familia espiritual de la «Obra», sino se expresa en un vínculo espiritual con ella. No implica ninguna obligación económica. Una vez al año, en Navidad, acostumbramos enviar una carta circular al círculo de bendición vespertina, en la que informamos sobre las actividades de nuestra comunidad.