¡Oh María! Trono de la Sabiduría,
haz que nuestro corazón se abra como el Tuyo y llénalo de tu amor, sabio y generoso:
de un amor que haga reinar la paz en nosotros y a nuestro alrededor,
de un amor que cree una atmósfera de alegría y seguridad para aquellos con los cuales compartimos la vida todos los días,
de un amor que sostenga la buena voluntad de los demás y la perfeccione, en la virtud y en la caridad vigilante,
de un amor que se supere a sí mismo para llevar el peso de las almas,
de un amor que cumpla el deber cotidiano en el sacrificio y la perseverancia,
de un amor que sepa servir sin buscar la alabanza, la satisfacción o la recompensa, ofreciendo a los demás alivio y sostén,
de un amor que sepa ocultarse y reparar con una penitencia llena de fé.
Madre de la Sabiduría, ¡escúchanos!
Madre Julia Verhaeghe