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La Familia espiritual La Obra y San John Henry Newman

Madre Julia Verhaeghe (11.11.1910 - 29.08.1997)

1. La Fundadora de la Familia espiritual La Obra (De geestelijke Familie Het Werk) 

Madre Julia nació el 11 de noviembre de 1910 en Geluwe, Flandes occidental (Bélgica), en el seno de una familia numerosa. Creció en un ambiente sencillo. Durante la primera guerra mundial experimentó no sólo la dureza de la vida sino también la fuerza de la fe. En los años difíciles de la posguerra, terminada la escuela primaria, no pudo recibir una formación más completa. A los 14 años de edad, y para contribuir así al sustento de su familia, empezó a trabajar en las casas de varias familias de Francia y Bélgica. 

Siendo aún muy joven, Dios le concedió la gracia de una profunda vida interior, que se alimentaba con la lectura y meditación de las cartas de san Pablo. Así lo refiere ella: «El apóstol san Pablo fue para mí un instrumento divino, un guía espiritual y un hermano muy querido, cuya cercanía experimentaba. Fue como vivir una segunda conversión, una vuelta al Corazón de Jesús y a su Cuerpo, la Iglesia»

Más adelante Dios intervino de nuevo en su vida: Le hizo sentir íntimamente la grandeza del Amor del Corazón de Jesús, justo y misericordioso, y la belleza sobrenatural de la Iglesia. Asimismo, le dio a entender lo débil que era la fe en muchos corazones y cuántas dificultades tendría que afrontar la Iglesia. Preparada de este modo, Dios le confió una misión particular, sembrando en su corazón la semilla de la Familia espiritual «La Obra»

Después de un largo período de sufrimiento, Madre Julia respondió a la invitación del Señor uniéndose a él en una «Santa Alianza», para compartir su sed de almas y participar en su obra de salvación. Su director espiritual, el Reverendo Cyriel Hillewaere, sacerdote de la diócesis de Brujas, percibió la acción de la gracia divina en el corazón de la joven Julia, y el 18 de enero de 1938 también él sintió la llamada interior a comprometerse en la misma misión. Madre Julia siempre consideró esa fecha como el día fundacional de «La Obra». A partir de ese día, en perfecta comunión con su director espiritual, Madre Julia se puso al servicio de la unidad por la que Cristo rogó a su Padre en la Última Cena: «Que todos sean uno como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn 17,21).

Así resume Madre Julia los comienzos de «La Obra»: «Dios quiso escogerme como instrumento para su “Obra”. Siento la necesidad de decir que nunca tuve la menor idea o intención de fundar una “Obra”. Las circunstancias de la vida y el estado en que me encontraba no me permitían concebir una idea semejante. No he fundado nada. Desde que Cristo fundó la Iglesia todo ha sido fundado. Él sólo necesita personas que vivan a fondo esta fundación».

Durante la segunda guerra mundial, un grupo de jóvenes se reunía en torno a Madre Julia, atraídas por su fe, su celo de las almas y su amor a la Iglesia. Terminada la guerra, y siguiendo el ejemplo de los primeros cristianos, comenzaron a vivir en comunidad como signo de la familia de Dios. Con alegría y generosidad, se dedicaron a fortalecer en la fe a muchas personas en dificultad, animándales a permanecer fieles a la Iglesia.

Guiada por la divina Providencia, la Familia espiritual «La Obra» se ha desarrollado a través de los años. Está compuesta por una comunidad sacerdotal y otra comunidad de mujeres consagradas, a quienes se les asocian, fieles de distintos orígenes. Actualmente trabaja en numerosos países y el Papa san Juan Pablo II la reconoció como «Familia de Vida consagrada» de derecho pontificio. 

Madre Julia siempre acompañó el crecimiento interior y el desarrollo de la Comunidad de «La Obra», con su amor de madre, con su fuerza y sabiduría, con gran sentido de la realidad animado por la fe y su extraordinaria percepción de los signos de los tiempos. Siguió con interés y espíritu de discernimiento las corrientes de pensamiento en la sociedad y en la Iglesia, esforzándose por aplicar con fe y fortaleza las decisiones y orientaciones del Concilio Vaticano II.

H asta su marcha a la Casa del Padre, el 29 de agosto de 1997, siempre buscó cumplir la voluntad divina sobre «La Obra», con total dedicación y aun en medio de dificultades y sufrimientos. Deseaba vivir una vida oculta, en comunión con Cristo, Rey coronado de espinas y, como madre espiritual, entregarse a «La Obra» y a la renovación de la Iglesia. Su cuerpo descansa en la iglesia de Thalbach, Bregenz (Austria).

H asta su marcha a la Casa del Padre, el 29 de agosto de 1997, siempre buscó cumplir la voluntad divina sobre «La Obra», con total dedicación y aun en medio de dificultades y sufrimientos. Deseaba vivir una vida oculta, en comunión con Cristo, Rey coronado de espinas y, como madre espiritual, entregarse a «La Obra» y a la renovación de la Iglesia. Su cuerpo descansa en la iglesia de Thalbach, Bregenz (Austria).

2. La Madre Julia y John Henry Newman 

A inicios de los años 60, la Familia espiritual La Obra tuvo que hacer frente a varias pruebas atravesando un periodo de dificultades en Bélgica. Hasta ese momento, la Madre Julia no conocía la vida y los escritos de John Henry Newman. Un sacerdote belga que conocía el carisma de La Obra, el Padre Herman Waerenborg CP, le dio como lectura una biografía de Newman. Siguiendo el consejo de este sacerdote, la Madre comenzó a leer el libro. Poco después, otro sacerdote le regaló una antología de sus escritos con el título Del alma del Cardenal Newman en holandés 1 y leyéndolo, un día la Madre Julia dijo a sus hermanas: “Mi alma ha encontrado a un hermano.” 2 En aquel momento la fundadora se encontraba en un estado de preocupación, no solo por el futuro desarrollo de “La Obra” en Bélgica, sino también por la situación de la Iglesia en general. Los pensamientos y la persona de Newman le habían tocado en lo más íntimo de su ser ofreciéndole luz y consolación. 

A partir del año 1964, la Madre solía leer pasajes de los textos de Newman cuando estaba reunida con las hermanas o cuando venían a su habitación y sentía una alegría profunda con sus lecturas. Además, animaba a las hermanas a que también ellas leyeran sus textos y les invitaba a rezar con sus oraciones. De tal manera, John Henry Newman acompañó a la Madre Julia y a la joven comunidad como un hermano espiritual, consolándola e infundiendo en ella su amor por la Iglesia. 

»Mi alma ha encontrado a un hermano.«
Madre Julia

3. El Simposio de Newman de 1975 en Roma 

Con el fin de conocer mejor la vida y teología del autor inglés, en 1971, la hermana Lutgart Govaert fue enviada a la Universidad “Gregoriana” para realizar un doctorado sobre Newman. Sr. Lutgart fue la primera mujer en defender una tesis doctoral en dogmática en la “Gregoriana”. Obtuvo el doctorado con un trabajo sobre “La Mariología en John Henry Newman”. La Madre Julia sintió una profunda alegría, ya que veía el buen influjo de Newman en el desarrollo de su comunidad. El día de la defensa de la tesis, las hermanas conocieron a dos estudiosos de Newman y les invitaron a visitar la casa de la comunidad. Durante esa visita, una hermana les dijo que había oído hablar de un congreso sobre Newman en Roma con ocasión del Año Jubilar de 1975 preguntándoles si sabían algo sobre dichos planes. Como no habían oído nada, les propusieron que preguntaran al Secretario general de la Conferencia internacional de Newman en Luxemburgo, el Abbé Nicolas Theis. 

En 1974, el Abbé Theis respondió a las hermanas diciéndoles que no había planes de celebrar un congreso sobre Newman en Roma, pero que el Papa Pablo VI había pedido propuestas para que en el Año Santo se rindiese honor al cardenal inglés considerando su valor y significado para la Iglesia universal. Al mismo tiempo, animaba a la nueva doctora y a las hermanas a contactar con los expertos de Newman y a organizar un congreso en Roma. Al recibir dicha respuesta, la hermana Katharina Strolz que antes de ingresar en La Obra había trabajado para su tío sacerdote, Franz Michel Willam, un conocido estudioso de Newman en Austria, fue a Innsbruck para hablar con la Madre Julia sobre la propuesta del Abbé Theis y al mismo tiempo, de sus preocupaciones en relación a la organización de tal evento en Roma. La Madre estaba enferma y en la cama, pero cuando escuchó hablar de tales planes, le respondió con voz segura y clara: “Tenemos que hacerlo; Dios mismo será garante de su logro.” 

L a comunidad, entonces pequeña y desconocida, inició la organización del Simposio sobre Newman. Su intención era prepararlo en el espíritu mismo de Newman y de La Obra, es decir, en unión con los miembros de la Jerarquía de la Iglesia, con el Oratorio de Birmingham y con los diferentes estudiosos de Newman. El Abbé Theis les había facilitado una lista de nombres de expertos en el pensamiento de Newman. De esta manera la comunidad conoció al padre carmelita Philip Boyce, doctor en Teología que había realizado un trabajo sobre Newman y era profesor en la Facultad de Teología “Teresianum” en Roma. Más tarde, el padre Boyce se convertirá en el director espiritual de la Madre Julia acompañando el crecimiento interior de la fundadora y de la joven comunidad. 

El Simposio se celebró del 3 al 8 de abril de 1975 y despertó en muchos el interés por la persona y obra de John Henry Newman, entre ellos cardenales, obispos, sacerdotes y fieles laicos. Participaron estudiosos y otras personas de 20 países distintos y fueron recibidos por el Papa Pablo VI en una audiencia. Dicho encuentro dio un nuevo impulso al estudio de Newman y ayudó a reactivar el interés por el Cardenal inglés en Roma. 

4. El Centro internacional de Amigos de John Henry Newman

Concluido el Simposio, las hermanas volvieron a sus tareas ordinarias, continuando sus servicios domésticos en la Casa General de los Misioneros de África (Padres Blancos) y las visitas a la Tumba de San Pedro en la Necrópolis vaticana, una tarea que se les había confiado a partir de 1970. Fue el Cardenal Luigi Raimondi, entonces Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, quien animó a los miembros de La Obra a continuar su trabajo sobre Newman y a erigir un Centro de estudios sobre él con vistas a una beatificación. La Madre Julia y las hermanas acogieron dicha invitación con espíritu de obediencia y fundaron el primer centro internacional de Amigos de Newman en la casa de la comunidad en Roma (conocida como la “Piccola Casa”). Empezaron a erigir una biblioteca especializada en la cual profesores, doctorandos y otros interesados podían consultar las obras del cardenal inglés o estudios publicados sobre él recibiendo apoyo en sus investigaciones. Sucesivamente, La Obra fundó otros centros de Newman en Austria, Hungría y en Gran Bretaña. En septiembre 1975, durante una visita de la Comisión Teológica Internacional también el entonces Profesor de Teología y miembro de la Comisión, Joseph Ratzinger, visitó por primera vez el centro. Más tarde, en abril de 1990 participará en el III Simposio sobre Newman con una charla introductoria. En los años sucesivos, se iban publicando escritos y cartas para dar a conocer los escritos del autor. Además, se organizaban encuentros para promocionar su beatificación cuyo proceso se había abierto ya bajo el Pontificado de Papa Pio XII. 

College de Littlemore,, el lugar de conversión a la Iglesia Católica de John Henry Newman

E n 1976 se abrió otra puerta. El 31 de mayo de 1976 muere inesperadamente el Oratoriano Charles Stephen Dessain CO, un conocido experto y editor de las Cartas y Diarios de Newman en Birmingham. Dessain había comenzado recientemente a erigir la “Society of The Friends of Cardinal Newman” en Inglaterra. Los Oratorianos de Birmingham entonces pidieron la ayuda de La Obra y la hermana Lutgart fue enviada a Inglaterra el 12 de junio de 1976 para continuar la creación de la Sociedad de Amigos de Newman en Birmingham. A través de esta labor que consistía en organizar charlas y conferencias, así como peregrinaciones relacionadas con su persona dando a conocer su vida a un amplio público. La hermana Lutgart permaneció en Inglaterra hasta noviembre 1981 colaborando con los Oratorianos de Birmingham. Como consecuencia de este trabajo fructuoso, en 1986 los Oratorianos pidieron a la Familia espiritual La Obra hacerse cargo del “College de Littlemore/Oxford”, el lugar de conversión a la Iglesia Católica de John Henry Newman. La Madre Julia acompañó con interés y con sus oraciones este apostolado de la comunidad hasta su muerte el 29 de agosto de 1997. 

Desde entonces, la Familia espiritual La Obra ha participado activamente en el proceso de beatificación y de manera especial en la Misa de beatificación (el 19 de septiembre de 2010), en la que el Papa Benedicto XVI durante su visita al Reino Unido agradeció a los miembros del Oratorio y de La Obra su trabajo de promoción de la causa del cardenal Newman. Igualmente, el día de la canonización de Newman en Roma (el 13 de octubre 2019) fue un momento de acción de gracias para muchos fieles y para las hermanas y los sacerdotes de La Obra que se comprometen desde hace 40 años a promover l a influencia espiritual del santo inglés en la Iglesia. 
 

1 Heyrman, J. en Th., Uit de ziel van Kardinaal Newman. Bloemlezing uit zijne werken, Leuven, Gent, Mechelen. De Vlaamse Boekenhalle 1924.

2 Los textos de la Madre Julia se encuentran en el archivo del monasterio de Thalbach, Bregenz (Austria).