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Vida consagrada en el seguimiento de Jesús

En cada época de la historia, Jesús llama a algunas personas a dejarlo todo y seguirle (cf. Mt 19,21). Este amor de elección es un don completamente gratuito e inmerecido. Es el mismo Jesús el que suscita en el corazón de los que llama un ansia interior de pertenecerle exclusivamente y de vivir como él vivió: casto, pobre y obediente. Al igual que hizo con los apóstoles, el Señor elige sin preguntar antes y espera nuestra decisión de querer emprender con él la gran «aventura».
 

La voz del Señor que llama, ha resonado también en nuestro corazón. Le hemos respondido con nuestro «sí» libre y personal. Nuestra entrega a Dios se realiza a través de una «Santa Alianza con el Corazón de Jesús». Esta Alianza de Amor con el Señor conlleva el compromiso de vivir los tres «consejos evangélicos»: el amor casto, la pobreza evangélica y la obediencia de fe. Esta forma de seguir a Cristo la vivimos en una Familia espiritual. Es una vida según el Evangelio.

»La luz de Dios no fuerza al hombre. Él solo quiere que le sirvamos con libertad y amor.«
Madre Julia

Formación e Incorporación a la Comunidad

La formación y la incorporación a la comunidad es un camino que abarca todos los ámbitos de la vida humana y comunitaria, y del servicio al prójimo. Después de un tiempo de preparación sigue el noviciado durante algunos años. Durante este tiempo, la novicia o el novicio reciben el hábito coral blanco, que se lleva habitualmente durante la liturgia solemne. El hábito es el signo exterior de una vida enteramente consagrada a Dios. El noviciado termina con la «Santa Alianza en los tres consejos evangélicos».

 

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